9. Aproximación al conocimiento

La navegación, supuso una respuesta de sentido al referente cognoscitivo, por intermedio del hecho tecnológico como es el barco a vela, con importantes innovaciones debido al uso eficaz del viento, y de las fuerzas provenientes del mar y de las corrientes.

Los efectos prácticos de la aerodinámica sobre un buque de vela, abrió el proceso de entendimiento de las leyes que lo rigen, y un perfeccionamiento de la tecnología vélica.

Las innovaciones tecnológicas fueron constantes a lo largo de los siglos de la navegación a vela. Esto hizo que la capacidad para navegar de ceñida aumentara de manera importante, especialmente, a partir de mediados del siglo XVIII.

No obstante, los avances logrados en modelos teóricos, experimentados en Cádiz y en la cornisa cantábrica, las velocidades de crucero, y la eficacia en la ceñida mejoraron en largas travesías, no así en los circuitos del Caribe.

Los buques guardacostas construidos en los astilleros locales, no mejoraron de manera sustantiva la velocidad de crucero, pero si optimizaron aparejos y jarcia de labor, siendo más eficientes en el andar para actividades de caza, persecución y encuentros navales.

Podemos aproximarnos a una serie de principios, cuya demostración responde a la pregunta hecha al inicio del trabajo: ¿La navegación de bolina fue determinante para establecer los límites entre el Virreinato de Nueva Granada y la Capitanía de Venezuela en el Cabo de la Vela?

Es una inducción válida para algunos enunciados, pero falible.

Los vientos, las corrientes y los fenómenos atmosféricos, fueron parte invariante de la fenomenología de guerra naval, pero su capacidad de determinar en tanto objeto referente se fue relativizando por el avance del hecho tecnológico.

En cambio, las condiciones hidrográficas si fueron determinantes en la jurisdicción ejercida por los guardacostas de Caracas en la vigilancia del golfo de Venezuela, debido a su excepcionalidad.

A pesar de que las técnicas de ceñidas habían avanzado, los cruceros a barlovento del Apostadero de Cartagena de Indias, se hicieron hasta Río Hacha, y pocas veces más allá, por la ausencia de pueblos o ciudades, y los problemas no resueltos para ceñir vientos en lugares tan tormentosos, más allá de Cabo de la Vela.

Las razones más importantes que limitaron los cruceros del Apostadero de Cartagena de Indias sobre el golfo de Venezuela están relacionados con aspectos que no hemos tocado: falta de medios económicos, y de voluntad para combatir los ilícitos.

El Dr. Manzanilla ha comprobado los anteriores asertos, así como, que la tendencia operacional del Apostadero de Cartagena de Indias fue hacia su sotavento, a puertos como Portobelo, entre otros.

La guerra, y sus diversas manifestaciones (ataques, invasiones, contrabando, revoluciones) fue la constante en el devenir político de las colonias, determinante en las demarcaciones marítimas.

El hecho hidrográfico y geográfico de la época de la navegación a vela en el Caribe, determinaron los principios estratégicos para el dominio del Mar Caribe y de la Fachada Atlántico:

1.    Reducción de la distancia geográfica entre el centro político y el territorio sometido a dominio y jurisdicción, lo que influyó en las demarcaciones territoriales.

2.    Facilidades naturales de comunicaciones internas en los espacios territoriales de las unidades administrativas, que con el trascurrir de los años, se hicieron más reducidos.

3.    Ubicación de los sistemas defensivos terrestres y apostaderos navales a barlovento de las zonas consideradas Abras o Llaves, [1]  así como de aquellos en constante conflicto.

4.    El dominio de barlovento para la movilidad eficiente de tropas, equipos, y el despliegue de buques de guerra sobre la zona de interés

5.    La importancia de Trinidad para el dominio del Abra del Orinoco, de la Guaira, y Coro; así como del puerto de la Vela y Maracaibo para el control de una zona de conflicto constante, como fue el espacio comprendido entre el golfo de Venezuela y el Cabo de la Vela.

6.    El dominio de la navegación por cuencas y afluentes de los grandes ríos que atraviesan el territorio para el dominio de la Fachada Atlántica.

Más que un asunto de vientos y corrientes, las delimitaciones obedecieron a principios determinantes, que serán objeto de estudio en próximas entregas.

Por lo pronto, podemos enunciar lo siguiente:

1.        La fenomenología de la guerra como principio invariante y determinante. Los períodos de paz como excepcionalidad.

2.        Vientos y demás fenómenos hidrográficos como principios invariantes, pero relativos.

Para finalizar, podemos preguntarnos: ¿Para qué nos sirve este ensayo?

Los intentos nada soterrados del gobierno colombiano para acceder al condominio del golfo de Venezuela, no ha cejado, sólo espera mejor ocasión.

Uno de los argumentos favoritos, expuestos, por ejemplo, en las conversaciones de Roma en 1970, echan mano de una manera alegre sobre el tema de los vientos y los Guardacostas.

Lo aquí analizado relativiza los argumentos de los negociadores colombianos como Vásquez Carrizosa, Zea Hernández,  Holguín Peláez, Valois  Arce,  Julio Londoño, Plinio Apuleyo y German Arciniegas entre otros, sobre la constante presencia de los guardacostas neogranadinos en  lugares como Cabo de la Vela y Golfo de Venezuela.

Por otro lado, tenemos a nuestros vecinos manumisos de la frontera este, antagallados por sus antiguos amos, que tiran de argumentos escondidos en una técnica de apariencia firme e inglés afectado, pero de una superficialidad ofensiva.

El ejercicio de soberanía y jurisdicción en la Fachada Atlántica por las autoridades venezolanas ha sido efectiva, realizada a partir del sistema fluvial, no a través del océano por las razones que van dichas.



[1] Según los postulados militares españoles, puntos geográficos o accesos, cuyo dominio, permiten el control de vastos territorios.