7. Navegación y cruceros
Comprobado
cómo ha sido, el difícil, cuando no imposible tránsito por las vías terrestres,
pasemos a detallar, el medio de comunicación que rindió los mejores resultados.
Venezuela
cuenta con cinco hoyas hidrográficas: Orinoco, lagos de Maracaibo y de
Valencia, golfos[1] de Cariaco y de Paria, ríos
Negro y Cuyuní. [2] Posee cinco golfos: el de
Venezuela, Paria, Cariaco, Golfete de Coro y Santa Fe. Los cabos y las
penínsulas, sirvieron como ayudas a la navegación: Tres Puntas, Mala Pascua,
Codera, San Román y Chichivacoa entre otros; Guajira, Paraguaná, Punta Caimán y
Maraguey, morro de Barcelona, Punta Gorda, morro de Chacopata, Araya y Paria. La
costa venezolana alberga más de cincuenta ensenadas, cincuenta y dos puertos, y
setenta y una islas e islotes.[3]
La
efectividad de los cruceros de vigilancia en la costa de Tierra Firme, como en
las otras colonias, dependieron en gran medida del régimen de vientos y
corrientes, por lo que el control de los puertos ubicados a barlovento, como ya
hemos comentado, resultaba un objetivo de esencialidad estratégica.
La
posición geográfica de la isla de Trinidad permitía el dominio de la ruta de
los vientos que soplaban en sentido este- oeste sobre las costas de Tierra
Firme; sobre la boca del río Orinoco, y sobre la Fachada Atlántica o Costa Salvaje, como era conocida en aquellos días.
Al
tener el dominio del barlovento, la organización naval controló con ventaja,
las rutas comerciales, y tuvo una superioridad militar- naval de primer orden sobre
los puertos y territorios a sotavento, hasta
los confines de Portobelo y Surinam.[4]
Trinidad
ubicada en las bocas del río Orinoco, sus autoridades podían proteger con una
escuadra, el acceso al interior de América del Sur, y obrar contra las colonias
de Demerara, Berbice y del Esequibo.
Los
puertos de Cumaná, La Guaira, La Vela y Maracaibo, fueron los lugares en el que
se fundaron apostaderos para la vigilancia y control de las rutas y puertos
ubicados hacia sotavento.
Los
sistemas de cruceros y sus jurisdicciones fueron establecidos con firmeza a
principios del siglo XVIII, si bien las unidades administrativas contaban con
delimitaciones terrestres y marítimas definidas con anterioridad.
Los
cruceros de vigilancia en los primeros siglos se realizaron de varias maneras:
1. Sistema de flotas. Rigió entre 1561 hasta 1737, para proteger el monopolio comercial y las naos mercantes que se dirigían a América y su tornaviaje. Zarpaban desde Sevilla, y luego desde Cádiz. Lo hacían a principios de abril o mayo de cada año. Al arribar a la isla La Deseada o Tobago, se dividían en dos, una navegaba por las costas de Tierra Firme, con escala en Cartagena de Indias y Portobelo, la otra se dirigía a Nueva España (México). De regreso, se reunían de nuevo en la Habana.
2. Buques sueltos.
3. Armadas despachadas desde la península.
4. Armada de Barlovento, que tuvo
como antecesora las Galeras de Santo Domingo establecido a finales del siglo
XVI para proteger a las Flotas en su navegación por el Caribe.
Evitaremos
entrar en detalles de cada uno de ellos. Podemos decir que los amplios estudios
realizados sobre el referente indican que fueron eficientes y cumplieron las
funciones de su encargo.
Los
recorridos de estas flotas se realizaron en general en sentido este - oeste.
Existen registros de navegaciones en dirección contraria de buques que realizaban
el comercio local.
A
medida que las innovaciones tecnológicas hacían su aparición, las derrotas por
ceñidas y bordadas en Tierra Firme fueron más frecuentes, pero, en tales casos,
los buques navegaban al noreste, enfilados hacia Cuba o La Española, para luego
cambiar rumbo a Tierra Firme.
En
este período no se realizaron cruceros sistematizados, con Armadas locales.
Algunas iniciativas fueron de corto aliento.
Entremos
a los siglos XVIII y XIX, cuando la navegación a vela alcanzó un alto grado de
perfeccionamiento.
[1]"Rigurosamente es un brazo de mar avanzado largo trecho en la tierra, se llama así a cualquier espacio de mar libre y desembarazado y de gran fondo, corresponde a la campana de la llanura en la tierra”. AGI. MP. Libros, 1–3. Descripción y explicación de los mapas por el padre Pedro Fresnada de la Compañía de Jesús, cosmógrafo mayor del Real y Supremo Consejo de Indias, 1745, f. 160. Los golfos eran clasificados como propios en impropios. El primero, cuando la entrada era menos ancha, en la segunda, el cuerpo de agua era mayor. A veces, los descubridores confundieron bahías y golfos, pero el uso obliga a mantener la primigenia denominación. José Mendoza Ríos, Tratado de Navegación, Madrid, Imprenta Real, 1787, p. 38.
[2] “Datos Geográficos y Geológicos” en Boletín de Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales, Caracas, Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, 1969, T XXVIII, Nº 79, pp. 10.
[3] Codazzi, Resumen de la geografía de Venezuela..., V. I, pp. 13–16.
[4] Diccionario geográfico…,T X, pp. 62 – 63.