4. Arquitectura naval
4.2. Siglos XVIII-XIX
Figura VI. Modelo de fragata
Siglo XVIII
Aparejadas de manera similar a un navío. Un tonelaje
entre 300 y 600. Artillados con unos 30 cañones.
Tenían alcázar y castillo, tres palos cruzados y cofas: trinquete, mayor y de mesana. El palo trinquete estaba cruzado por tres vergas, que siguiendo un orden ascendente: trinquete, velacho y juanete de proa. El mayor alberga en cruz la verga mayor, de gavia y juanete mayor. La mesana, con una verga seca y una móvil debajo de aquella llamada de mesana, le sigue el sobre mesana y el periquito. A proa, el bauprés, encima de ésta, el botalón de fok, y como verga que atraviesa perpendicular, la sobrecebadera.[1]
Utilizaba
el siguiente velamen: para el palo trinquete, en orden ascendente, trinquete,
de velacho y juanete de proa. En el palo mayor, la vela del mismo nombre, la de
gavia y juanete mayor. El palo mesana normalmente llevaba dos velas: la
cangreja y la de sobremesana. En la verga de sobrecebadera se encontraba la
vela del mismo nombre. Las vergas
denominadas mayor y trinquete tenían un palo sobresaliente, llamado botalón, para
velas de lienzo crudo ó alas, desplegadas cuando hacía buen viento.[2]
Una
diferencia fundamental entre las fragatas fabricadas para la guerra y las
mercantes habilitadas posteriormente para fines bélicos, es la ausencia de
sobrecebadera en el primer caso, típica de los grandes galeones. Las fragatas estudiadas
en el Mar de Venezuela presentan este rezago de otros tiempos.[3]
Entre
cada palo, las gavias permiten aprovechar los diversos ángulos de los vientos,
sobre todo en navegación con fuerza eólica encontrada. Comenzando por el estay
del fok, le sigue el del mastelerillo de proa, el de velacho y el de trinquete.
Entre el palo trinquete y el mayor se encuentra el estay del mayor, de gavia y
de juanete, y entre el mayor y el mesana se sitúa el estay de mesana, de
sobremesana y del periquito.[4]
En
fragatas y navíos del siglo XVIII, bracear las velas mayores, y forzarlas
contra los obenques y estayes, podrían formar un ángulo entre las vergas y la
quilla de 36º, siendo el ángulo del viento con
las vergas aproximadamente de 25º. Aflojando la
obencadura de sotavento, las vergas y entenas podían bracearse en ángulos
menores, especialmente con vientos fuertes. [5]
Para buques como jabeques, bergantines, balajúes y goletas, los ángulos de braceo eran mucho menores.
Bergantín

De construcción fina. Arbola dos palos cruzados y un
bauprés. El palo principal es más largo de lo común y usa, como vela mayor, una
cangreja, que permite hacer giros y rápidos cambios de rumbos. Cuenta con una sola cubierta. Su borda es baja,
lo que aumenta la estabilidad, y menor resistencia a los efectos de la deriva.[6]
El
palo trinquete tiene sus vergas y velas con igual nombre, de velacho y juanete
de proa. El palo mayor con la verga mayor, una verga seca, la de gavia, juanete
mayor y su botavara. Cada verga tiene sus botalones para colocar las alas y rastreras. [7] En el palo mayor, aparte de la
ya mencionada cangreja, posee las velas de gavia y de juanete mayor. Las velas
cuchillas o gavias son dos, además del foque y fofoque, que van del bauprés al
palo trinquete. Normalmente estas embarcaciones no llevaban cebadera, pero
hemos encontrado algunas que si lo hacían. El tonelaje promedio era de unas 126.[8]
Fue un
bajel de fuerza muy utilizado en el servicio marítimo y durante las
navegaciones dentro del mar Caribe y no pocas transoceánicas, porque era
excelente en navegación de bolina.[9] Se utilizaba para apoyar a los
barcos guardacostas de menor porte cuando se enfrentaban a contrabandistas mejor aprestados, en reconocimientos y capturas de
presas en calas y fondeaderos de difícil acceso.[10]
Pero los bergantines no podían realizar los cruceros con éxito sin la ayuda de embarcaciones menores: las embarcaciones mayores sin el auxilio de las menores es negocio averiguado, no sirven de nada.[11]
Balaux y goletas
Figura VIII. Goleta o balaux.
Un balaux, bajalú o balahú, describe un tipo peculiar de
goleta americana, tenía un peso similar a ésta, más o menos cuarenta toneladas,
y entre 12 y 16 cañones. Dos palos con masteleros, mayor y trinquete, más el
bauprés. Además de verga seca de velacho con botalones, para aprovechar los
vientos altos. El palo trinquete llevaba botavara para cangreja aunque también
se le montaba una vela redonda. El velamen era parecido al del bergantín:
juanetes, velas de gavia velacho, mayores y de trinquete, más las gavias y los
foques.
Los balaux prestaron un inestimable servicio a nuestros guardacostas. Estaban mejor adaptados a las condiciones del Mar de Venezuela. Tenían una buena capacidad para aprovechar los vientos, lo que influía en su velocidad durante las persecuciones de presas.[12] El secreto de estas ventajas como hemos comentado, era la vela cangreja. Cuando el viento soplaba por la popa, recogían la cangreja y largaban una redonda que llamaban afortunada.[13]
Cañoneras
Junto a los balaux, eran construidos en los astilleros de Puerto Cabello, Maracaibo y Angostura. Su eslora era de unos 82 pies, y 21 de manga. Podía llevar hasta 60 hombres. Usaba un palo mayor inclinado a proa con una vela latina, una pequeña mesana con cangreja y un botalón a proa con foque, además de 14 remos a cada lado. Por toda artillería se le colocaba un cañón en coliza o giratorio.[14]
La
frase el tamaño importa no aplica cuando
a buques a vela se trata, la defensa de las costas se hizo con unidades
adaptadas a los particularismos del Caribe. Dieron buena cuenta de buques de
gran porte, como en el caso de dos fragatas de la marina inglesa que escoltaban
unas embarcaciones de contrabando jamaicanas, cerca de las costas de Barú, en 1800. El
teniente de navío Carlos de Arias, oficial del Apostadero de Cartagena de
Indias salió a su encuentro con 4 cañoneras. Al amparo de la noche atacó a una
de las fragatas fondeadas.
Ésta respondió con una descarga completa de artillería, sólo que atinar a un blanco tan pequeño, resultaba un desperdicio de munición. Pero en cambio, las cañoneras le dañaron el palo mesana y la cámara de popa, y no la abordaron por falta de decisión del comandante. Dos años antes, la tripulación de una cañonera de la Habana se batió contra dos fragatas inglesas durante 8 horas, al final este barco menor tuvo que varar, por el asedio de más de 60 cañones y las lanchas auxiliares, esto nos demuestra las prestaciones de un ingenio infravalorado.[15]
[1]El marqués de la Victoria, Diccionario demostrativo, con la configuración y anatomía de la arquitectura naval, 1719 – 1756, reeditado en Madrid por el Museo Naval y Lunwerg Editores, 1995, ff. 124 y 133. AGI. Caracas, 481. Autos formados sobre la introducción de la fragata nombrada “San Luis“ alias “La Confianza”, que ejecutó Francisco de Recalde en el puerto de la Guaira, la cual pertenece a Don Jacob Guillermo Erverbelt, 1785. Avalúo de la fragata. MN. PB-27. Plano de una fragata de 24 cañones.
[2] Idem.
[3] Idem.
[4] Idem.
[5] Idem.
[6] Antonio Ulloa, Conversaciones de Ulloa con sus tres hijos en servicio de la Marina, instructivas y curiosas sobre las navegaciones y modo de hacerlas, el pilotaje y la maniobra, Madrid, Imprenta de Sancha, 1795, pp. 132 y 152.
[7]Velas que se despliegan en botalones de mayor y trinquete, cerca de la superficie del agua.
[8] AGI. Caracas, 286. Testimonios de los autos formados sobre la incorporación al comercio de esta provincia del bergantín “Nuestra Señora del Rosario”, alias “Los Dos Amigos” propio de Don Francisco Llanos, que condujo de las colonias extranjeras al Puerto de Cabello que se ha compulsado para dar cuenta al rey nuestro señor (que Dios guarde) en su Real y Supremo Consejo de estas Indias, por mano de su secretario, por lo perteneciente a la negociación de Nueva España, el que se remite por la Intendencia de oficio, 26 de agosto de 1785.
[9] AGI. Caracas, 788. Instancia del capitán de fragata Juan Antonio Careaga, 18 de julio de 1797.
[10] AGI. Caracas, 786. El teniente coronel Vicente Antonio Icuza a Don José de Gálvez, 20 de abril de 1784.
[11] AGI. Caracas, 478. El intendente de Venezuela a Don José de Gálvez, 5 de abril de 1784.
[12] Como en el caso del balaux “Santo Tomás” que estuvo más de dieciséis horas detrás de una presa inglesa en 1786. AGI. Caracas, 785. Hoja de servicios de Ignacio Javier Emasabel, 1793–1795.
[13] Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana...,, t. 26, p. 506.
[14]
Enrique Manera Reguera, Carlos Moya Blanco, José María Martínez Hidalgo,
Francisco-Felipe Olesa Muñido, Rafael González Echegaray, José Ignacio González
Aller- Hierro, Carlos Martínez – Valverde, Leopoldo Boado González Llanos, Rafael Berenguer y Moreno de Guerra,
Guillermo González de Aledo Rittwagen, El buque en la Armada Española, Madrid, Silex, 1981, p. 254. Howard Chapelle, The History of the American
Sailing Navy, New York, W.W. Norton & Company, s/f, pp. 190-191. MN. Manuscritos, 473. Memoria que manifiesta las ventajas
militares y marineras que resultan al mejor servicio del Rey, en el sistema de
adaptar el uso de faluchos cañoneros
para la Marina sutil establecida para la defensa de las plazas, y puertos y protección del comercio de
cabotaje, ff. 215 – 216. MN. PB, 27.
Plano de una lancha cañonera. Ibidem. PB, 41. Lancha cañonera.
[15]AGS. Secretaría de Guerra, 7247 –23. El Consejo de Indias, sobre una carta del virrey de Santa Fe, 18 de septiembre de 1809. AGS. Secretaría de Guerra, 6861 – 67. El Consejo, sobre una carta del gobernador de la Habana fechada el 23 de marzo de 1798, 12 de julio de 1798.